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Las infiltraciones con ácido hialurónico son una terapia de bajo riesgo con una alta tasa de éxito para tratar las lesiones del cartílago en la rodilla, la cadera y el tobillo, aunque su efectividad se comprueba, también, en pequeñas articulaciones de la mano y en el hombro

 

El ácido hialurónico es, en esencia, una molécula que está presente en nuestro organismo. Se encuentra en la piel, cartílagos, ojos y en muchos otros tejidos. Constituye una parte esencial de la arquitectura del cartílago articular. Su función es lubricar las articulaciones, facilitar la absorción de impactos y proporcionar elasticidad.

 

A medida que envejecemos, su presencia va disminuyendo, lo que implica que en la articulación de las rodillas, por ejemplo, los cartílagos se degraden. Aparece entonces la artrosis y aumenta la posibilidad de roturas y dolor; los movimientos también se ven limitados.

 

Para paliar esta deficiencia y sus consecuencias, la infiltración de ácido hialurónico está demostrando una gran efectividad en articulaciones de carga dañadas, especialmente la rodilla, aunque no es la única, según explica la doctora Natalia Capote Kerr, médico especialista en Rehabilitación y responsable del Servicio de Rehabilitación de Hospital San José.

 

¿En qué consisten las infiltraciones de ácido hialurónico?

 

Las infiltraciones o inyecciones de hialurónico se introducen en el interior de las articulaciones que han sufrido deterioro en el cartílago (artrosis) o en sus tendones para nutrir estas estructuras, reducir los síntomas, minimizar la incapacidad funcional y limitar la progresión del daño.

 

Por lo general, no existen contraindicaciones para su aplicación, salvo que el paciente sufra infecciones cutáneas próximas o haya padecido una reacción alérgica previa a productos similares.

 

«Los pacientes con artrosis perciben una gran mejoría tras la infiltración de ácido hialurónico»

 

¿Para qué tipo de lesiones se recomienda?

 

Las articulaciones habitualmente tratadas con ácido hialurónico son la rodilla, la cadera y el tobillo, aunque su eficacia ha quedado demostrada, también, en pequeñas articulaciones de la mano y en otras, como el hombro.

 

Su uso está recomendado en patologías en las que el cartílago articular esté dañado y en el caso de otras estructuras articulares, como tendones y meniscos, con excelentes resultados en el tratamiento de artrosis moderada de rodilla y cadera; secuelas de roturas de menisco; condromalacia rotuliana; lesiones o úlceras del cartílago de rodilla y tobillo; osteocondritis de astrágalo; dolores de rodilla y tobillo por sobreuso, y tendinopatía de hombro. 

 

En todos estos casos, las infiltraciones de ácido hialurónico mejoran a corto y medio plazo las propiedades mecánicas de la articulación, previenen el deterioro y participan en los procesos de reparación.

 

«La infiltración de ácido hialurónico se ha revelado como una alternativa terapéutica a la intervención quirúrgica en pacientes con alto riesgo de pasar por un quirófano»

 

¿Cómo se realiza la infiltración?

 

Normalmente, en articulaciones como la rodilla o el tobillo, la inyección se realiza en la misma consulta, con las debidas medidas de esterIlidad. En el caso de la cadera, al ser más profunda, la infiltración se lleva a cabo con control ecográfico en una sala preparada.

 

Tras la infiltración ¿se puede hacer vida normal?

 

Después de aplicarse el tratamiento el paciente retoma su rutina sin ningún problema. Únicamente, debe evitar realizar actividades deportivas en las primeras 16 horas y se recomienda tomar un antiinflamatorio. Justo después de la infiltración, es importante realizar ejercicios de movilidad de la articulación para que el producto se distribuya adecuadamente por toda ella.

 

«En San José, tratamos a deportistas y les ayudamos a recuperar las articulaciones dañadas en menos tiempo»

 

¿Cuánto dura el efecto de las infiltraciones con ácido hialurónico?

 

Tras la infiltración, el alivio del dolor se percibe a los pocos días, y su efecto puede durar entre 8 y 10 meses.

 

Se trata de una terapia de bajo riesgo con una alta tasa de éxito para tratar las lesiones del cartílago.