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El empleo de tecnología láser de última generación, única en la sanidad privada en Canarias, garantiza el tratamiento eficiente de la hiperplasia benigna de próstata, a cargo del doctor Diego Laverde, urólogo experto en esta técnica avanzada del Hospital San José

La hipertrofia o hiperplasia benigna de próstata (HBP), se caracteriza por el crecimiento benigno de la glándula prostática y representa una de las enfermedades más comunes entre los varones a medida que envejecen. Su prevalencia ha aumentado por factores como el crecimiento demográfico, el incremento de la expectativa de vida y los cambios en el estilo de vida. 

 

Síntomas y manifestaciones del síndrome prostático

 

El conjunto de síntomas que aparecen como consecuencia del agrandamiento del tamaño de la próstata, conocido como síndrome prostático, incluye los siguientes: polaquiuria (necesidad de orinar muchas veces durante el día o la noche); disuria (dolor o molestia al orinar, generalmente en forma de una sensación de ardor intenso); retención de orina; sensación de pesadez y dolor en la región perineal. Además, estos se acompañan de otras manifestaciones, como hematuria (presencia de sangre en la orina), síntomas relacionados con infección urinaria, insuficiencia renal, incontinencia urinaria o litiasis vesical (piedras en la vejiga). 

 

La polaquiuria o aumento de la frecuencia urinaria, inicialmente nocturna, es la manifestación más frecuente, seguida de la disuria. Estos síntomas son muy variables, tanto en lo relativo al tiempo de aparición como a su intensidad, por lo que su adecuado tratamiento se ha de establecer para cada caso en particular. 

 

Diagnóstico preciso y tratamiento personalizado

 

El principal objetivo terapéutico, como en todo tratamiento, es aquel que obtiene una relación favorable entre los beneficios y los efectos secundarios. Para ello, se divide a los enfermos con hiperplasia benigna de próstata en tres grupos: leve, moderado y grave. 

 

En el grupo leve se engloba a aquellos pacientes con sintomatología cuantificada por el cuestionario IPSS (índice internacional de síntomas prostáticos) por debajo de 8, es decir, con poca repercusión sobre la calidad de vida y sin signos obstructivos; el subgrupo de hiperplasia moderada corresponde a los pacientes con IPSS entre 8 y 10, acompañado o no de un cierto grado de obstrucción, y con posibles repercusiones en la calidad de vida. El grupo de estadío grave es aquel que presenta un IPSS superior a 19 o signos de obstrucción, con gran repercusión en la calidad de vida. 

 

La estrategia de tratamiento dependerá, pues, de la gravedad de la sintomatología y del grado de obstrucción prostática. Así, los pacientes que manifiesten una sintomatología leve y escasas molestias asociadas, pueden no recibir un tratamiento inmediato y, en su lugar, mantener una observación o vigilancia activa, mediante pruebas regulares (conducta expectante). Por su parte, los pacientes que presenten síntomas moderados o que toleren mal una sintomatología leve, serán candidatos a recibir tratamiento médico. Y, aquellos pacientes con síntomas graves (IPSS superior a 20) o complicaciones derivadas de la obstrucción (insuficiencia renal, retención urinaria, litiasis vesical, infecciones urinarias recurrentes, hematuria, residuo posmiccional superior a 300 ml o divertículos vesicales) requerirán de tratamiento quirúrgico. 

 

Un tercio de los pacientes requiere tratamiento quirúrgico

 

Entre el 50 y el 80 por ciento de los pacientes con hiperplasia benigna de próstata, sufren síntomas que influyen considerablemente en su calidad de vida. Aproximadamente, un tercio de estos termina requiriendo tratamiento quirúrgico.

Es preciso que se establezca la indicación quirúrgica en aquellos enfermos en los que realmente se va a poder mejorar la sintomatología. No se deben realizar intervenciones prematuras pero tampoco se deben retrasar en el caso de pacientes que presentan una obstrucción grave, puesto que la progresión del deterioro del detrusor (músculo vesical) va a condicionar la persistencia de la sintomatología prostática, independientemente de que se haya solucionado la obstrucción. 

 

Existen una serie de indicaciones quirúrgicas “absolutas”, como la retención urinaria recurrente; la presencia de infecciones urinarias de repetición por una mala respuesta a los tratamientos farmacológicos; el desarrollo de uropatía obstructiva del tracto urinario superior, y la hematuria grave. La técnica quirúrgica más adecuada dependerá del tamaño de la próstata y de las características de cada paciente. 

 

Ventajas de la cirugía de próstata con láser 

 

Actualmente, la enucleación prostática con láser de holmium (HOLEP) es la técnica recomendada para el tratamiento quirúrgico de próstatas de gran tamaño (mayores de 60 cc). Este procedimiento, de mínima invasión, emplea un láser para extraer el tejido que bloquea el flujo de orina a través de la próstata; a continuación, mediante otro instrumento (morcelador) se corta el tejido prostático en fragmentos que se pueden extraer fácilmente. 

 

Al igual que en el caso de otros tipos de cirugías láser de próstata, la enucleación de la próstata con láser de holmio puede ofrecer una recuperación y un alivio de los síntomas más rápidos en comparación con la cirugía de próstata tradicional. 

Actualmente, se trata de la técnica que cuenta con los estudios más extensos y con un mayor seguimiento de pacientes a largo plazo, disponiendo de la mayor evidencia científica, tal y como demuestran las recomendaciones de las guías urológicas internacionales más importantes: Asociación Europea de Urología (EAU) y Asociación Americana de Urología (AUA).

Esta opción terapéutica permite la extirpación completa de adenomas, el tratamiento conjunto de cálculos intravesicales y ofrece excelentes resultados a medio y largo plazo, con ausencia de recidivas y de reintervenciones por hiperplasia benigna de próstata. También, permite conservar el tejido extirpado para que pueda ser analizado en el laboratorio a fin de detectar otras enfermedades como, por ejemplo, el cáncer de próstata. 

 

Si bien, tras la intervención quirúrgica, los pacientes operados mediante la técnica de enucleación prostática pueden experimentar síntomas urinarios como dolor al orinar, aumento de la frecuencia urinaria diurna y nocturna, y orina ligeramente hemática, todos estos efectos secundarios son transitorios y leves en la inmensa mayoría de los casos. 

Las ventajas que obtiene el paciente con la cirugía láser con respecto a otras técnicas, son claras: ausencia de incisión abdominal, sangrado intraoperatorio mínimo, retirada precoz de sonda vesical y corta estancia hospitalaria. 

 

La tecnología láser más avanzada en Hospital San José

 

El Servicio de Urología del Hospital San José cuenta con personal altamente capacitado para el tratamiento médico y quirúrgico de los síntomas relacionados con la hiperplasia benigna de próstata y con el láser DORNIER medilas H100, el más potente de la sanidad privada en Canarias, que integra una combinación única de láser y módulo de morcelación auxiliar, lo que facilita el tratamiento eficiente y seguro de la hiperplasia benigna de próstata entre sus pacientes.